No sabía muy bien qué esperar cuando empecé esto, pero lo que sí sabía es que no podía seguir así. La ansiedad me estaba quitando todo: el sueño, la motivación, la energía, las ganas de hacer cosas que antes me encantaban. Me costaba hasta salir de casa muchos días y tenía que poner excusas para justificarlo. Pensaba que era algo con lo que simplemente tenía que vivir, pero aquí aprendí que no tenía por qué ser así. Lo que más me ayudó fue sentir que no estaba sola en esto y que mis emociones no eran ‘raras’ ni ‘exageradas’, como muchas veces había pensado. Fui entendiendo mejor lo que me pasaba y lo cómo hacer las cosas de otra forma. Hoy me siento mucho más fuerte y segura de mí misma. Aún tengo días difíciles, pero ahora sé que puedo manejarlos. No puedo expresar con palabras lo agradecida que estoy. Si alguien está leyendo esto y se siente como yo me sentía… de verdad, hazlo. No te imaginas cuánto puede cambiar tu vida.